Francisco Rodríguez Aguado
decisivo para relanzar su carrera. En 1953 toreó 5 novilladas, sufriendo en la celebrada en Barcelona el día 15 de agosto una cornada muy grave que terminó por quitarle el poco sitio que le quedaba. No desistió sin embargo Navarrito y buscando nuevas oportunidades cruzó “el charco” para torear en las repúblicas hispanoamericanas, llegando a tomar la alternativa en Ciudad Juárez (Méjico), el 18 de diciembre de 1955 de manos de Curro Ortega y Curro Gallardo de testigo, con toros de la ganadería de “Campo Alegre”. Cortó una oreja al toro del doctorado y dio una vuelta al ruedo en el que cerró plaza. Al cabo regresaría a España donde nunca toreó como matador de toros y si como banderillero, que fue su actividad definitiva
Noguera Lorente, Antonio “YERBERITO”
Matador de toros y posteriormente banderillero. Este diestro natural de Alcantarilla (Murcia), nació el 9 de julio de 1901, y falleció en Madrid el 30 de mayo de 1967. “Mi apodo me viene de que siendo un chaval en mi pueblo, Alcantarilla, me dedicaba a cortar hierba. Pasaban por allí reses con destino a los mataderos, y en cuanto una hacía “fu”, ya estaba yo dándole mantazos con mi blusa y una vara”. Encuentro una entrevista de Agustín Hervás en la revista “Burladero” de 1965, en la que el torero cuenta detalles de su vida hasta ahora desconocidos, como su propia edad, hasta ahora equivocada, ya que incluso El Cossío, da por buena la fecha de su nacimiento el 2 de junio de 1902. En 1919 se fue a Madrid recorriendo todas las capeas de la provincia y Guadalajara tal y como él mismo lo cuenta en la mencionada entrevista, “y como a un servidor no le ha gustado nunca vivir del cuento, así que terminaban las capeas y novilladas donde uno podía ir sacando algo, al tiempo que cumplía con la afición al toro, me ponía a trabajar donde salía. Y fui un buen obrero, créame. Si no, que lo digan en el Metro, donde estuve trabajando a pico y pala en la línea de Ventas” (...) “Yo empecé por los pueblos matando lo que nadie quería. Que un torero se rajaba, pues allí estaba yo para cargar con todo”. (...) “Por la provincia circulaban dos “aficionaos” que se habían metido a la gente en el bolsillo diciendo que venían de Sevilla. Se llamaban “Magritas” y “Palerito”, y como siempre andaban diciendo que valían más que nadie, terminaron por enfadarme y en un par de años les quité el cartel que tenían. Al principio, como no me contrataban con ellos me echaba de espontaneo cada vez que los
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