Francisco Rodríguez Aguado
Pareja Obregón, Juan de Dios “JUAN PAREJA OBREGÓN”
Matador de toros nacido en Sevilla el 4 de septiembre de 1927 en el seno de una aristocrática familia, hijo de los Condes de Prado Castellano, y hermano del que fuera rejoneador Joaquín Pareja Obregón, que heredó el título de conde por ser el hijo primogénito. Eran nietos por rama materna de Manuel García “El Espartero” y de la señora Vda. de Concha y Sierra, Dña. Celsa, propietaria en su época de una muy afamada vacada, de la que él fue posteriormente su dueño. En el caso que nos ocupa, se puede decir que sí tomó la alternativa fue por continuar con la tradición familiar; así pues, sin haber toreado apenas como novillero – se dio a conocer en una novillada lidiada en Barcelona el 13 de marzo de 1949, con novillos que lucían su divisa (Concha y Sierra), en unión de José María Martorell y Julio Aparicio – se dispuso a tomar la alternativa en Utrera, Sevilla, el 1 de noviembre de 1951 de manos de Chicuelo y Juan Doblado de testigo, que también se doctoró el mismo día, con toros también de la ganadería de Concha y Sierra, con la que estaba vinculado familiarmente, y que después fue de su propiedad. Solamente toreó la corrida de su alternativa y se retiró una vez visto hecho realidad su sueño de ser matador de toros. Esa tarde, el padrino de ambos toricantanos, Chicuelo, dijo una frase senequista que quedó para la historia: “Esta tarde se celebran en esta plaza dos alternativas y tres despedidas”. Y así fue, porque Juan Pareja Obregón cumplió la promesa que le había hecho a su esposa, la mujer de su vida, Delia Pol, de no volver a vestirse de luces. Luego el hijo de ambos, Martín Pareja-Obregón y Pol, fue matador de toros continuando con la tradición taurina. Juan de Dios Pareja Obregón falleció el 13 de octubre de 2012 en Sevilla, a los 85 años de edad. Estaba en posesión de la Cruz de Beneficencia por su ayuda desinteresada a los más necesitados, porque aunque no toreó en corridas de toros vestido de luces, si fueron innumerables los festivales benéficos en los que participó durante toda su vida, llegando incluso a cortar un rabo en el coso maestrante de Sevilla. Pero no solo se conformaba con torear con fines benéficos, sino que con la ayuda del Padre Leonardo del Castillo, organizó infinidad de estos espectáculos desinteresadamente Todo un ejemplar humano, que si pisó los ruedos, más que por notoriedad, fue por su desmedida afición.
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