Tiburcio Moreno Olivos
b) introducir tareas de dos etapas donde la retroalimentación de la primera etapa ayuda a mejorar la segunda etapa; c) modelar, por parte del docente, las estrategias que utiliza en clase para cerrar la brecha de rendimiento (por ejemplo, modelar cómo estructurar un ensayo cuando se presente una nueva pregunta); d) brindar específicamente algunas “pautas de acción” junto con el suministro normal de retroalimentación; y e) organizar a los estudiantes en equipos para que identifiquen sus propias pautas de acción en clase después de haber leído la retroalimentación de su trabajo. La última estrategia integra la retroalimentación al proceso de enseñanza-aprendizaje e involucra a los estudiantes más activamente en la generación y planificación de la retroalimentación. ◇ Proporciona información a los docentes que puede usarse para dar forma a la enseñanza
Una retroalimentación efectiva no solo ofrece información accesible y utilizable que sirve a los alumnos para mejorar su aprendizaje, sino que también brinda buena información a los profesores. Como señala Yorke: “El acto de evaluar tiene un efecto tanto en el evaluador como en el estudiante. Los evaluadores aprenden acerca de hasta qué punto [los alumnos] han desarrollado su expertise y pueden adaptar su enseñanza en consecuencia” (2003, 482). Con el fin de producir una retroalimentación que sea relevante e informativa y que satisfaga las necesidades de los estudiantes, los propios docentes necesitan contar con buenos datos acerca de cómo están progresando los alumnos. Ellos también deben participar en la revisión y reflexión de estos datos, así como en la toma de medidas para apoyar la autorregulación en sus educandos. La aplicación frecuente de tareas de evaluación –especialmente con un propósito diagnóstico– puede ayudar a los profesores a ge148