Modelos de retroalimentación en educación superior
maciones sobre los alumnos, no sobre su enseñanza. Por lo tanto, los beneficios de la retroalimentación en el aula a partir de tales pruebas a menudo se diluyen. Existen diversas formas en que los profesores pueden proporcionar retroalimentación a los estudiantes y para que éstos reciban feedback de los docentes, compañeros y otras fuentes. Para los maestros, significa idear actividades y preguntas que les proporcionen retroalimentación sobre la efectividad de su enseñanza, particularmente para que sepan qué hacer a continuación.
Modelo de retroalimentación de Boud y Molloy (2013) Este modelo se basa en los planteamientos de la evaluación sostenible: considera que los estudiantes tienen un papel clave en la conducción del aprendizaje y, por lo tanto, generan y solicitan su propia retroalimentación. El modelo dota a los alumnos más allá de la tarea inmediata, y no conduce a falsas expectativas que los cursos no pueden cumplir. Identifica la importancia del diseño curricular en la creación de oportunidades para que los estudiantes desarrollen las capacidades para operar como jueces de su propio aprendizaje. ◊ Repensar los modelos de retroalimentación para el aprendizaje: el desafío del diseño
Las instituciones de educación superior están siendo criticadas más por las insuficiencias en la retroalimentación que proporcionan a los estudiantes que por casi cualquier otro aspecto de sus cursos. Entonces, surge el siguiente interrogante: ¿Es simplemente una cuestión de encontrar mejores formas de realizar la retroalimentación o el problema es la noción de retroalimentación que se emplea comúnmente? Se recomiendan muchas recetas para una buena retroalimentación, como la retroalimentación sándwich en la que los comentarios negativos se intercalan entre dos mensajes positivos (Molloy 2010) o el recurso común de tener reglas universitarias amplias sobre el tiempo de respuesta de los 179