La retroalimentación ideal puesta en práctica
otro lado, los profesores, con frecuencia, ajustan sus expectativas sobre cómo los estudiantes deben realizar una tarea después de varios intentos. Estos ajustes a menudo se realizan sobre la marcha, de forma intuitiva, a veces para corregir las deficiencias en las especificaciones de las tareas de evaluación, pero sobre todo para “favorecer” la reputación de los alumnos. Ellos pueden tener cierta experiencia en la emisión de juicios, especialmente en contextos que promueven la autoevaluación y la evaluación de pares, pero el número de estos juicios es limitado. Finalmente, los estudiantes (nuevamente a excepción de los contextos de autoevaluación y evaluación entre compañeros) tienen una oportunidad limitada de desarrollar expertise en la construcción de enunciados de evaluación, y así consolidar y clarificar sus propios juicios (Sadler 1998).
Estrategias para fortalecer la retroalimentación En relación con este tema, Hounsell (2008) sugiere explorar algunas de las vías principales para fortalecer la retroalimentación: a) Información más completa sobre el suministro actual de retroalimentación a los estudiantes; b) mejorar la calidad y el impacto de la retroalimentación; y c) desarrollar la capacidad de los estudiantes para participar y aprender de la retroalimentación anticipada. Pero nos advierte que seamos cautos, pues dado que las prácticas actuales de retroalimentación son diversas, también lo será la importancia de cualquiera de estas vías (y las estrategias asociadas con cada una) de un curso a otro y de un área temática a otra. Muchas ya están bien establecidas en algunos cursos y disciplinas; otras posibilidades pueden resultar menos apropiadas, o menos factibles, en materias o programas de estudio particulares; y en aquellos casos en los que la retroalimentación está actualmente bien considerada, habría menos necesidad de contemplar cambios importantes. A continuación, desarrollaremos cada una de estas vías.
217