Capítulo Dos. Evaluación formativa, retroalimentación y aprendizaje autorregulado
Si se considera la etimología, el adjetivo formativo se asocia con la formación o el moldeado de algo, generalmente para lograr un fin deseado. La evaluación expresa una apreciación, juicio o valoración del trabajo o desempeño de un estudiante. Es habitual que, cuando se alude a la evaluación formativa, se haga la distinción entre ésta y la evaluación sumativa, a la cual está inexorablemente unida desde su origen. Recordemos que ambos conceptos evaluativos fueron acuñados por Scriven (1967) y, aunque surgieron en la discusión metodológica sobre la evaluación del currículo, posteriormente se extrapolaron para evaluar diferentes componentes del sistema educativo (estudiantes, docentes, centros educativos, etcétera) porque tienen poder explicativo por sí mismos.
Diferencia entre evaluación formativa y sumativa En los últimos años, la evaluación formativa ha recibido una considerable atención en muchas partes del mundo, incluido Estados Unidos de América. El alcance de este interés se manifiesta por su inclusión, junto con la evaluación sumativa e intermedia, en las concepciones de “sistemas de evaluación equilibrados”. Como ha señalado Shepard (2005), la teoría formal sobre la evaluación formativa se desarrolló en otros países (como Inglaterra, Nueva Zelanda y Australia) en parte para contrarrestar los efectos negati49