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Las cuestiones que se plantean son inagotables, y están en función de los sistemas socioeconómicos y políticos situados entre dos extremos: Solución autoritaria: familiar a la prensa se ha desarrollado en los regímenes totalitarios fascistas (que consideraron los medios de comunicación como instrumentos del poder político); en la órbita comunista (en donde las empresas informativas tienen por misión formar, dirigir, educar y movilizar a las masas para que asimilen las directrices que da el partido, y se estereotipa la información para adoctrinar a las masas), y sistemas de determinados países que llegan incluso a un régimen de control absoluto. Solución liberal: en su manifestación más extrema, parte del supuesto de que la prensa es un instrumento PRIVADO de información, con fines comerciales. Este régimen de libertad de empresa atenta contra la libertad económica, la garantía del pluralismo y la misión educadora de la información. Contra la libertad económica, porque conduce al oligopolio o monopolio de los grandes grupos financieros; contra el pluralismo, porque se benefician del orden establecido; y contra la misión educadora de la información, porque procura dar sólo productos originales, no monótonos. Soluciones intermedias: la misión fundamental de las empresas informativas es informar, y si realizan bien ese objetivo, es indiferente que el promotor gane o no dinero. Tipología de las empresas informativas: la concentración. Empresas privadas: en la prensa escrita, las empresas que predominan en Occidente son privadas. Las primeras empresas eran individuales. Hoy, para subsistir, tuvieron que organizarse como una verdadera industria. Hasta el siglo XlX era posible lanzar un periódico con un capital modesto. Hoy, crear un periódico, en una ciudad media norteamericana, requiere de un capital de 5 millones de dólares. Introducida por primera vez en las hojas inglesas, nace una nueva fuente de ingresos: la publicidad. La clase capitalista se disoció. Los capitalistas dejaron de ser patrones y viceversa, porque la dirección empresarial se separó de la propiedad y pasó a la nueva clase de administradores y técnicos. La empresa privada es excepcional en el ámbito de las agencias informativas, la radio y la TV. Hoy, entre las grandes agencias internacionales, sólo la UPI conserva la fisonomía de una empresa mercantil privada. Cooperativas y sociedades de redactores: El periodista debe participar en el gobierno de la empresa informativa, que se somete a una especie de autogestión que exterioriza la finalidad no lucrativa que se predica de la función informativa. Las cooperativas aseguran esta participación de los periodistas, que procuran que el capital no domine la orientación del periódico. Se adaptan a este esquema la Associated Press y la Reuter. El problema de la participación de los redactores está erizado de dificultades por la diversidad de formas, de cauces y de grados que pueda ofrecer. Resulta difícil concebir una forma de participación directa y plena del periodista. Se generalizan, en cambio, las formas de participación indirecta o incompleta. Las sociedades de redactores tienen participación indirecta (poseen títulos de la sociedad propietaria). Estas sociedades nacieron en Francia, dadas las circunstancias posbélicas. Schwoebel considera las sociedades de redactores como una fórmula de transición para llegar a las sociedades de lucro ilimitado. Estas se lograrían con el apoyo de un organismo que cuidaría de asegurar la independencia informativa.