226 | Cristina Mazzeo
Como apunta John Lynch, “la Corona, influenciada por el mercantilismo, alentó el comercio para obtener el máximo de ingresos fiscales, mientras que el Consulado buscaba limitar el tráfico de mercancías para controlar los precios con América”.3 De esta manera, el tráfico mercantil permaneció bajo un sistema legal muy rígido que impidió la vigorización del mismo y, por lo tanto, limitó la acumulación capitalista. En consecuencia, a comienzos del siglo XVIII, el cambio de dinastía producido con el advenimiento de los Borbones significó el mejor intento de recuperar el alicaído comercio océanico que España veía desparecer de su control.
2. El sistema de flotas y galeones La Carrera de Indias estaba organizada mediante el sistema de flotas y galeones, en dos corrientes de intercambio anuales, cuyos destinos eran Cartagena de Indias, desde donde continuaba luego a celebrar las ferias anuales en Portobelo; y el Caribe, donde algunas embarcaciones recalaban en varios puertos, para alcanzar finalmente Veracruz, donde se celebraba la otra feria. Al regreso, ambas rutas —la del Norte y la del Sur— se reunían en La Habana y emprendían el regreso a España. El objetivo de este sistema era mantener el control de los intercambios mediante naves de guerra que protegieran la flota mercante. Para ello, era necesaria una poderosa flota de guerra, a fin de asegurar que el circuito se cumpliera en fechas precisas para la realización de las ferias; además, era fundamental poseer una industria desarrollada con que responder a las necesidades de las tierras dominadas y mantener a las colonias alejadas de las interferencias extrañas,4 situaciones que nunca se cumplieron. El comercio a distancia ofrecía innumerables obstáculos no solo por los corsarios, sino también por las distancias que debían ser recorridas, lo que motivó que los comerciantes tomaran una serie de medidas que, vistas en perspectiva, pueden parecer especulativas; sin embargo, como apunta Jeremy Baskes, fue una manera de reducir los riesgos y los costos de transacción y de protegerse ante las adversidades que implicaba dicho comercio. La Casa de Contratación de Sevilla establecía las fechas de salida de las embarcaciones y organizaba las flotas, cuyos navíos mercantes eran acompañados por dos de guerra —la capitana y la almiranta— que iban a la retaguardia del convoy. El sistema de flotas y galeones se combinaba con la organización de la Armada del Sur, que operaba en el área del Pacífico para proteger de los 3.
Lynch 1993: 209.
4.
Villalobos 1981: 15.