268 | Cristina Mazzeo
Durante la primera etapa, a raíz de la guerra con Inglaterra, en 1797, se produjo el bloqueo del puerto de Cádiz por parte de los ingleses. Debido a ello, se paralizó prácticamente el comercio con la metrópoli y los barcos neutrales que llegaron a América lo hicieron procedentes de Boston, Filadelfia, Hamburgo, Ámsterdam, entre muchos otros. En este período también fue significativa la presencia de barcos norteamericanos, en especial, en la región del Caribe; sin embargo, no dejaron de intervenir en el Pacífico sur, donde practicaban la pesca de ballenas y negociaban pieles provenientes de China a lo largo de las costas de la América Española .110 La negociación con barcos neutrales benefició a los puertos distantes de los principales centros mercantiles, como el de Buenos Aires, Veracruz y el Caribe. Por tal razón, cuando en 1799 se quiso derogar la real orden y volver a los navíos de registro, eso no fue posible dada la cantidad de beneficios que había reportado no solo a los comerciantes, sino también a la metrópoli. Según podemos constatar por las cartas privadas de Juan Bautista de Lavalle, los beneficios eran múltiples. Por un lado, los comerciantes se beneficiaban al contar con un flete más barato; por otra, la Corona recibía ingresos fiscales por los derechos que debían pagar los consignatarios extranjeros al retirar del país frutos e incluso oro y plata: el 3,5% de derechos municipales y el 11% de derechos reales (5,25% sobre la plata, el 6% por el derecho real sobre el oro y el 2% municipal sobre el oro y el 1,5% sobre la plata).111 Por lo tanto, la Corona siguió entregando licencias especiales para la continuación del comercio, con la única condición de transportar mercadería de lícito comercio, es decir, que no perjudicase a la industria del país, tales como ropa hecha, cueros curtidos, suelas, botas, zapatos, sillas, mesas, cómodas, coches, calesas, sillas de montar y demás manufacturas de talabartería, velas de cera, esperma y sebo.
2. El comercio con neutrales a fines del siglo XVIII A pesar de las dificultades por la guerra, las embarcaciones neutrales dieron al comercio cierta agilidad y continuidad debido a que tenían menos restricciones; sin embargo, incrementó la penetración extranjera en las negociaciones mercantiles entre la metrópoli y sus colonias. Una fragata con bandera neutral podía comprar un permiso de habilitación a su llegada a un puerto americano y colonial, los cuales eran mucho más fáciles de obtener en el puerto de Buenos Aires que en el Callao, donde los virreyes eran muy reticentes a la entrega de
110. Denegri 1978: 71-97; Liss 1989: 181. 111. Muñoz Pérez 1949: 615-664.