46 | Magdalena Chocano
posteriores dilucidaron su origen en la reorganización colonial efectuada por el virrey Francisco de Toledo en 1570 a través de la tributación y la política de las reducciones.40 Asimismo, se comenzó a explorar el impacto del tributo, la mercantilización de la producción campesina y su relación con la circulación de bienes, especialmente, para el área del sur andino, a partir de la idea de “economía campesina” en combinación con nociones procedentes de la etnohistoria. Pese a la constante usurpación de tierras, muchos comunes de indios lograron retener durante el siglo XVIII importantes extensiones de tierra cultivable y de regadío, así como preservar sus derechos a las tierras de pastoreo, con frecuencia, a través de pleitos muy largos con éxitos diversos. También recurrieron a las composiciones para asegurarse la propiedad de ciertas tierras aledañas a sus pueblos. Esta medida les permitió absorber a los migrantes (“forasteros”) procedentes de otros pueblos y a los mestizos y mulatos (las llamadas “castas”) que se asentaron en los pueblos de indios o reducciones y buscaron acceder a la tierra, mediante el arriendo, la aparcería, la ocupación ilegal, etc., puesto que en el siglo XVIII buena parte de la recuperación demográfica significó el aumento de estos sectores de la población. Respecto a la tierra en posesión de los indios, debe distinguirse la tierra asignada a los comunes y las tierras, sitios, estancias o lugares pertenecientes a las parcialidades, familias e indios a título individual, que habían sido objeto de “composición” y, por lo tanto, tenían la misma condición de propiedad privada que las tierras “compuestas” por los hacendados y chacareros blancos o mestizos.41 Es probable que quienes estuvieran en condiciones de afrontar esta gestión fueran los caciques y mandones de los comunes que habían conseguido acumular suficiente dinero y poder para llevar a cabo dichas gestiones. Fuera de la asignación de tierra a sus miembros, las autoridades del común también debían decidir asuntos como la distribución de los turnos de trabajo forzoso (mitas) y el cobro de tributos. En principio, los “indios del común” dedicaban sus parcelas a la producción de alimentos para su consumo: maíz, papas, hortalizas, etc.; asimismo, criaban animales como cuyes, gallinas, etc. En el siglo XVIII, el tributo en especies, registrado en las tasas de inicios de la Colonia, había prácticamente desaparecido y, por lo tanto, la preocupación de los miembros de los comunes era obtener el dinero contante y sonante que debía entregarse bajo este rubro, una situación que los obligaba a incursionar en las actividades económicas que lo aportaran. No sabemos hasta qué punto el interés de obtener metálico podía haber estado motivado por la necesidad de acumular ahorro monetario, muy necesario en el caso no infrecuente de que se 40. Fuenzalida 1970. 41. Diez Hurtado 1998.