Jesuitas Colombia
PRESENTACIÓN Preámbulos “Como en la vida toda, así también en la muerte, y mucho más, debe cada uno de la Compañía esforzarse y procurar que Dios nuestro Señor sea en él glorificado y servido, y los prójimos edificados (…)”. Constituciones de la Compañía de Jesús, 595
I
gnacio de Loyola, maestro en el Espíritu, al proponer los Ejercicios Espirituales, casi siempre presenta, después de la oración preparatoria, tres preámbulos con el fin de ayudar al ejercitante a entrar en la materia de la correspondiente meditación o contemplación. Siguiendo esta práctica, quiero proponer tres preámbulos para ayudar a quienes se acercan a este libro a dejarse impactar por la vida de nuestros hermanos jesuitas, fallecidos entre los años 2013 y 2020. Contemplar estas historias de vida y los rostros de cada uno de nuestros hermanos fallecidos en los últimos años, será un ejercicio de oración en el que podremos sentirnos edificados por sus múltiples y variadas formas de entrega, propias de un carisma que se encarna de modos distintos y novedosos en cada vocación. Dios nos invita a “sacar algún provecho” de esta contemplación. El primer preámbulo, sobre todo a partir de la contemplación de la encarnación, en la segunda semana, está dirigido a “traer la historia de la cosa que tengo de contemplar” (EE 102). Las semblanzas de cada uno de nuestros hermanos en la Compañía que se presentan en este sexto tomo del Necrologio de la Compañía de Jesús en Colombia, tienen una historia que es importante traer a la memoria con reverencia y respeto. En esta historia, en cada relato humano, Dios sigue siendo diafanía y transparencia de amor para cada uno de nosotros. El segundo preámbulo propuesto por Ignacio en sus ejercicios de contemplación invita a hacer una “composición viendo el lugar”, de modo que el que se ejercita pueda recrear en su imaginación los detalles más sencillos y concretos de los lugares en los que se desarrolla la historia que se quiere contemplar. “Será aquí, con la vista imaginativa ver el camino desde Nazaret a Belén, considerando la longura, la anchura, y si llano o si por valles o cuestas sea el tal camino; asimismo mirando el lugar o espelunca del nacimiento, cuán grande, cuán pequeño, cuán bajo, cuán alto, y cómo estaba aparejado” (EE 112). Así, permitiendo que la imaginación pueda volar, podemos recrear los lugares en los que discurrió la vida de estos compañeros de Jesús y de la Compañía. 11