Monique Alaperrine-Bouyer
«Está exempto este colegio como los demas de colegiales seglares que estan a nuestro Cargo de toda contribución para nuestros Colegios Misiones Provincia y particulares de ella ni puede su Rector gastar los Bienes o dinero alguno de dicho colegio en las cosas dichas sin licencia de nuestro Padre General el qual nunca la concede». (AHRA: c38, fol. 66V)
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En cuanto al colegio del Príncipe, por estar incorporado a la casa del Cercado, no es objeto, casi nunca, de una contabilidad aparte. Al parecer, durante mucho tiempo no tuvo propiedades. Todavía en 1710 el provincial declaraba que el colegio no tenía otros recursos que lo que «daba el Rey» y concluía que no tenía ninguna hacienda10. Sin embargo, en 1713, en el catálogo trienal, aparecen los únicos datos que se refieren a un bien propio rentable: «8 colegiales, tiene una renta libre de 27 462», su finca es un ingenio de azúcar «en que labra en cada año 9 000 arrobas con 274 esclavos» (ARSI, Peru: 6). No se repite esta información en los años siguientes.
6. Los situados* Además de las haciendas, el colegio cuzqueño tenía ingresos de diferentes formas: censos a su favor, dinero prestado a particulares y a la Real Hacienda, tierras arrendadas, participación en un obraje, etc. Sin contar lo que pagaban los pupilos al colegio. La preocupación de los rectores de San Borja era no empeñar el colegio. Así en 1664 el rector Pablo Flores escribe: «ase aumentado la renta de este colegio desde que se hizo el ultimo catalogo hasta este en 1 252 pesos, puede sustentar los sujetos sin empeño», pero dos años más tarde declara que se ha empeñado el colegio en [para] estos 6 años 9 meses y medio en 30 pesos. En 1672: «se a desempeñado. Puede sustentar los sujetos sin nuevo empeño» (ARSI, Peru: 19). ¿Cómo explicar estos empeños cuando San Borja se beneficiaba de los ingresos de varias haciendas? Tal vez porque en aquellas fechas la caja de censos no pagaba ningún rédito ni las pensiones de los colegiales, pero tampoco pagaban los jesuitas lo que debían a la caja. En 1664 el rector declara 4 292 pesos de renta libres. En 1678 San Borja tenía 11 518 pesos situados en cinco escrituras, tres de préstamos a particulares y dos por la adquisición del ingenio de Tomabamba y el de Caxqueque, lo que suponía 5 759 pesos de réditos cada año (ADC, Colegio de Ciencias: leg. 74, 1618, 1834). Otra escritura de 1697 establece un censo a favor de San Borja de un principal de 1 000 pesos sobre unas casas y ranchería que se vendieron en septiembre del mismo año (ADC, Colegio de Ciencias: leg. 19, cuad. 35).
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«Nulo habet proventus» (ARSI, Peru: 5).