Confundido con un criado
con lujo para las personas del Gobierno; la sección correspondiente al señor Juárez, como era natural, era la mejor; pero la primera noche que nos quedamos allí el mismo Juárez hizo un cambio, ordenando que el Sr. Ocampo y yo quedásemos en sus habitaciones y él pasó a la nuestra, que tenía inmediato el baño, porque lo mismo en Veracruz que en Paso del Norte, se bañaba diariamente el Señor Juárez, que era sumamente aseado.
Una anécdota Juarista
G
uillermo Prieto nos legó muchos relatos que nos hacen vivir momentos brillantes de nuestra historia, sobre todo en la etapa convulsa de la Reforma y la Intervención Francesa. En referencia a Juárez, Don Guillermo decía que el calificativo que más le quedaba es el de inflexible, ya que era de una verticalidad a toda prueba, privilegiando su férrea voluntad. Todo cedía ante su tenacidad, a grado tal de que la muerte misma tuvo que llegar callada, sin agonía, como aquella que según Esquilo inspira miedo a los mismos dioses.
La jarochita que gobernaba la casa no supo de este cambio, así que al siguiente día de nuestra llegada pidió agua el Señor Juárez y algo que necesitaba. La salida del hombre a la azotehuela, su traza, o lo que se quiera, produjo enojo a la gobernadora de la casa y le dijo: - Habrá indio impertinente, sírvase Usted si quiere. Y Juárez se sirvió con la mayor humildad.
Cuenta Don Guillermo:
“Llegamos a Veracruz de noche. El señor Zamora tenía dispuesta una casa
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