Miguel Negrete
Lamentablemente, nuestro héroe, don Ignacio Zaragoza, se contagió de tifo y murió 4 meses después. Los franceses cuadruplicaron su ejército invasor y al siguiente año Puebla capituló, con el beneplácito de su población y clerecía. Pero la historia final tuvo otro desenlace.
“Tengo Patria antes que Partido”
A
quel mayo de 1862, negros nubarrones amenazaban Puebla y la misma existencia de la República. Chusmas de conservadores con leva realizada por el clero, siempre antinacional, se asentaban hostigando en Atlixco, Matamoros y otras poblaciones aledañas. El ilustre Ignacio Zaragoza llegó a una Puebla encerrada “que ni agua daba a nuestras tropas”, según palabras del propio General. La suerte parecía estar echada. Los invasores franceses se sentían fuertemente apoyados por la quinta columna de conservadores traidores y la manifiesta colaboración de una iglesia adoctrinadora en la ignorancia y el fanatismo. Dentro de este negro
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