Abraham, El Padre
bram (de los vocablos ab, padre, y ham, alto, excelso), nacido en Ur, recibió el mandato divino de abandonar heredad y familia para trasladarse a Canaán y fundar una nueva estirpe, elegida por Dios.
Isaac era la adoración de Abraham, que recibió el mandato de sacrificarlo, como una prueba de sometimiento y devoción a su divinidad, y cuando levantó el cuchillo para matar a su propio hijo, un ángel detuvo la maño al filicida. Esta es la gran prueba de la fe ciega que enarbolan las tres grandes religiones monoteistas: el judaísmo, el cristianismo y el islam.
Casado con Saraí, su propia hermana, que era estéril, concibió con Hagar, una de sus criadas, a su primogénito Ismael. Luego, Saraí echó de su casa a madre e hijo, enviándolos al desierto. Entonces Dios celebró el pacto con Abram mediante el cual Saraí concibió a Isaac, rebautizando a Abram, como Abraham y a Saraí como Sana, y otorgándoles como propiedad a ellos y a sus descendientes la tierra de Canaán.
Abraham casó en segundas nupcias con Quetura, con quien tuvo otros 6 hijos, que siguieron la misma suerte de Ismael, ya que su único heredero fue Isaac. Este casó con Rebeca, quien tuvo gemelos, y el segundo en nacer, Jacob, favorito de su madre, después cambió su nombre por Israel. Jacob tuvo 12 hijos que fundaron las 12 tribus de Israel, y por ende a todos los conocidos como israelitas y al propio Estado existente actualmente.
Las grandes pruebas de la fe
A
269