Capítulo iii. Esperando a Darwin
La hora de Cuvier Cuvier y Geoffroy eran amigos cuando trabajaban en el Museo de Historia Natural de París.1 Sin embargo, terminaron distanciándose a causa de sus distintas opiniones sobre la organización de los animales (¡aunque seguramente no solo por eso!). Geoffroy, como vimos, abrazó la evolución en 1825; Cuvier, en cambio, nunca lo hizo, pero no por razones teológicas o morales como se suele insinuar, sino porque pensaba que era imposible: teóricamente imposible. Por motivos similares también rechazó la gran cadena del ser y la recapitulación. En tiempos de Cuvier, el evolucionismo ya se discutía profundamente y, con seguridad, nuestro barón reflexionó sobre esa opción. ¿Por qué entonces terminó rechazándola? La respuesta a esta pregunta la encontramos en su temprana obra, El reino animal, escrita en 1817. Allí, el noble francés distingue cuatro diferentes tipos de organización o ramificaciones: Vertebrata (vertebrados), Articulata (artrópodos y gusanos segmentados), Mollusca (verdaderos moluscos y otros invertebrados simétricos no segmentados) y Radiata (cnidarios y equinodermos). Recordemos que Goethe y Geoffroy sostenían la existencia de un único plan de organización o composición animal,2 cuya existencia (el fondo del asunto en definitiva) era crucial para el transformacionismo. En su debate con Cuvier, Geoffroy no pudo demostrar esa unidad subyacente (por alguna razón, la carga de la prueba terminó recayendo sobre él), lo que hizo teóricamente imposible que un organismo inferior (como un molusco) pudiera transformarse, por evolución, en una forma superior (como un vertebrado). Los límites entre las ramificaciones no podían transponerse; luego, la evolución era imposible. Cuvier ganó ese primer partido y el evolucionismo continental predarwiniano, encarnado en las figuras de Geoffroy y Goethe, fue derrotado antes de tiempo. Por supuesto, estaba también el 1 Inclusive ocuparon una misma habitación entre 1795 y 1796 (Packard, 1901, p. 213). 2 Aquí corresponde una aclaración. Según Caponi, cuando Cuvier hablaba de tipos de organización se refería a modos de coordinar y ejercer las funciones orgánicas fundamentales, mientras que cuando su examigo invocaba un único plan de composición hacía alusión a ciertas constantes morfológicas que permitían comprender los procesos fundamentales que guiaban la construcción (no tanto el funcionamiento) de las formas orgánicas (2006, p. 35). En definitiva, nos dice Gustavo, las ramificaciones de Cuvier no corresponden a los tipos abstractos de Geoffroy, ni tampoco a los prototipos inmutables imaginados por Buffon (2010a, p. 119).
Teorías de la evolución | 55