o a un depósito similar. Dos cosas resultaban evidentes: 1) ese famoso barro correspondía a antiguos depósitos estuariales (simple aplicación del actualismo: las actuales almejas de esa especie viven en estuarios); y 2) esa capa había continuado acumulándose durante el período de formación del actual estuario del Río de la Plata (en donde viven actualmente las Azara). Recordemos que d’Orbigny pensaba que ambos depósitos tenían orígenes diferentes: la arcilla pampeana (el barro pampeano de Darwin) era el resultado de una inundación vinculada a los movimientos de levantamiento de la cordillera (los depósitos de nuestro acto 3 de la historia geológica de d’Orbigny), y los depósitos marinos recientes12 se habían originado a partir de movimientos relacionados al vulcanismo andino (movimientos sucedidos en nuestro acto 4). Equivocadamente, Darwin vio una continuidad entre ambos depósitos, considerándolos un producto de la acción del estuario del río de la Plata en tiempos prehistóricos, tiempos en los que las faunas de invertebrados marinos ya habían alcanzado su conformación actual. Es más, el inglés afirmó que, luego de elevarse el sur de la provincia de Buenos Aires, el barro pampeano había continuado formándose no ya como un depósito estuarial sino como uno continental. La zona de Sierra de la Ventana se habría elevado en primera instancia (aunque no necesariamente en otro tiempo geológico); de esa área se suponía que provenían los fragmentos rodados de hueso negro hallados en Monte Hermoso y los cantos de tosca de los depósitos de grava de Punta Alta. Como puede verse, la explicación de Darwin, en sintonía con el uniformitarismo lyelliano, no dejaba lugar a convulsiones violentas y extinciones súbitas. D’Orbigny suponía, sobre la base del buen estado de preservación de las conchillas halladas por encima del barro pampeano (por ejemplo, los bancos sampedrinos de Azara labiata), que la elevación del territorio había sido rápida. De otro modo, pensaba, los fósiles se habrían roto por acción de las olas. Para Darwin esto no era necesariamente cierto, sobre todo si los bivalvos habían vivido en bahías protegidas. El buen estado de preservación de las conchillas indicaba al rubio inglés una elevación lenta y gradual del terreno. Así, ambos, el inglés y el francés, utilizaban el mismo argumento para demostrar exactamente lo contrario.
Los fósiles y la evolución Es cierto que los fósiles colectados por Darwin en nuestro país y en el Uruguay jugaron un rol en la concepción de la teoría de la evolución por 12 Con especies presuntamente marinas como Azara labiata, que hoy se sabe que es más estuarial que marina.
88 | Salgado / Arcucci